sábado, 10 de julio de 2010

Zoila Cuayal "Memorias de EL PAIS 2005 Junio 18"


Ellos, por ellas ¿Qué significa ser padre? Junio 18 de 2005 Por Zoila Cuayal Vallejo*. Especial para El Pais
“Viejo mi querido viejo....”, frase y melodía que escuchamos a rabiar en estos días con motivo del tan sonado Día del Padre, reavivando en cada sujeto el sentimiento de, no sin la memoria de la ternura, el amor, la protección, la ley, la culpa y la sanción, pues es mucha la tinta que ha corrido en torno al nombre del Padre. El padre puede ser un idiota, o un ladrón según las circunstancias, un cucho, como lo llaman los muchachos(as) en nuestro medio, un vejestorio como era en el caso de Freud, pero un padre es un padre, con la salvedad de que cada uno de los hijos lleva en su ser el que ha asimilado según la relación de crianza y de independencia que haya vivido. La historia nos lo enseña, desde el ‘Pater Familias’ de las sociedades tradicionales, hasta el padre desinflado (humillado) de la sociedad moderna actual. En las sociedades tradicionales, ser un hombre era ser un padre, asegurar la continuidad de un linaje, en especial, de los varones. El hombre sin hijos, casado o no, despertaba la duda de su potencia de hombre. Al recibir un hijo de su mujer, entraba en el linaje de los padres, es decir de hombre, y era el eje del pasaje del hijo del estado de la pubertad al estado de adulto, de la vida intrafamiliar a la vida pública en sus tres esferas: casamiento, trabajo, ocio. Esa era la imagen del ‘pater familias’, el que decidía el futuro de su progenie, su alianza con otras familias mediante el matrimonio, su futuro profesional, y sobre esta imagen podía mostrarse la fuerza del hijo. Ahora esta imagen se desinfló, vino la decadencia de la autoridad, y apareció Adolf Hitler quien argumentó: ‘Ya que los padres de hoy son dimisionarios, corresponde al Estado educar a la juventud, educar a las nuevas generaciones. Es oportuno reconocer que surge la pequeña cantinela de los padres deficientes, a los que es necesario reemplazar para que nuestras queridas mamás den bellos hijos a la nación’. Pensamiento que no cesó con el suicidio de Hitler. No podríamos definir con certeza si la imagen del padre se haya modificado socialmente por dimisión. Pero en el Siglo XIX, con la civilización industrial, vemos que la imagen tradicional del padre no va más, se convierte en el técnico limitado a su especialidad, y lo que tiene que transmitir, además de su salario, parece socialmente de muy bajo peso en relación con lo nuevo que el hijo tiene que recibir. A esa comprobación social se agregó una creciente exigencia de orden conyugal, por parte de la mujer (sin entrar a discutir sobre el feminismo), con respecto a su cónyuge. Un verdadero despiste, importado desde EE.UU. Si un hombre quiere conservar a su mujer, debe poner de su parte más que nunca. No es suficiente ahora que ella se convierta en madre para que él la conserve y la retenga. Tal vez sea posible comprobar este cambio matrimonial a la luz del derecho, del código civil, allí donde se promulga no lo justo (no se trata de justicia) sino la regla de lo posible y de lo imposible, pues ninguna mujer quiere soportar la frustración ante los objetos, que por muy buenos, no alcanzan la felicidad total. En la experiencia clínica se observan casos de madres que hasta llegan a ser cómplices del marido en la violencia en el trato y en el abuso sexual de los niños(as), antes que perder al proveedor de dinero y otras ganancias personales. Abro así la inquietud para que los lectores ubiquen algunas de sus preguntas acerca de la función del padre: ¿por qué los hombres tienen la tendencia a buscar a la madre en su cónyuge? ¿Quién nos ha enseñado a ser padres? Mis compañeros todos tienen papá, ¿por qué yo no tengo? Papá, ¿te paso las chanclas? ¿Te has dado cuenta que hoy es el día de pagos de colegio, de servicios, mercado, etc? ¿Te das cuenta que este carro ya pasó de moda? ¿No entiendes que mi sueldo es para mis gastos, no para sostener la casa? ¿Dónde están mis papás? paso mucho tiempo solo? ¿Acaso no te he comprado la computadora, la T.v., el nintendo? Todos sabemos que mi papá trabaja y mi mamá también, pero no sabemos en qué trabajan? Viejo...mi...querido... viejo. *Psicóloga-Psicoanalista egresada de la Universidad .del Valle y de la Universidad de México. E-mail:
zoilam.cuayal@hotmail.com

ISBN:958-33-4064-2


El Niño Busca Al Sujeto En La Estructura


Psicoanalisis y Lenguaje